Una pareja de miedo

Con la llegada del calor parece que baja la oferta teatral, al menos en mi ciudad, así que creo que hace unos días me despedí por un tiempo, con una obra que me dejó el mejor sabor de boca posible.

Esta terrorífica historia se sitúa en una lóbrega mansión inglesa, a finales del siglo XIX. Lord Edgar, un eminente egiptólogo se ha casado en segundas nupcias con lady Margaret, una actriz de dudoso talento, después de perder a su primera mujer, aunque ésta sigue muy presente en el hogar y en los recuerdos de sus habitantes.
El matrimonio es fielmente atendido por Grétula, el ama de llaves, y Nicodemus, que cuida los establos. Ella ama a Edgar y no quiere aceptar la presencia de la nueva señora de la casa, a la vez que Nicodemus alberga esperanzas de ganarse el hermético corazón de Grétula.
Una fría noche, el terrible final de la feliz vida que disfrutaba lord Edgar años antes, es relatado a lady Margaret por la inquietante Grétula. Y el terror aumenta.

Con semejante sinopsis, cualquiera imaginaría una historia tormentosa y llena de secretos como las de las hermanas Brontë, añadiendo esporádicas visitas de Drácula, y no iría demasiado desencaminado el que piense en clásicos personajes que habitaron mansiones con un oscuro pasado.

Claro está, no obstante, que esta historia en particular, aunque no exenta de personajes y criaturas que provocan cuanto menos respeto, es una comedia con mayúsculas, un auténtico regalo para los que disfrutamos riendo y sabemos apreciar el humor transformado en espectáculo.
No puedo comentar nada más sobre la trama porque esta obra hay que verla sin saber más detalles, por lo que os recomiendo que si vais a verla, no leáis el programa porque os destriparía algunas cosas, como los nombres de los personajes, que es mejor descubrir sobre la marcha. Yo no lo hago nunca por lo mismo.

La historia original fue escrita por Charles Ludlam y, para esta ocasión, ha sido versionada por Josema Yuste, Florentino Fernández (coprotagonista en las primeras representaciones), Santiago Segura, Pedro Febrero y Alberto Papa-Fragomén. Un auténtico coctel de humor.

El elenco está compuesto por Josema Yuste y Felix Álvarez “Felisuco”, aunque hay muchos personajes, a cual más gracioso y sorprendente. Todo el mundo los conoce muy bien, especialmente porque Josema siempre será la mitad del inolvidable e inigualable dúo Martes y Trece y Felisuco la mejor sorpresa del mítico El informal.
No hay palabras para decir lo graciosos que resultan ambos en esta obra, la cantidad de veces que el público aplaude, hay risas, carcajadas que terminan en lágrimas, sustos... y muchas sorpresas, no descansas ni un segundo, en parte gracias a la fantástica puesta en escena, llena de entradas, resortes, luces, criaturas, sonidos... sin olvidar al narrador que tampoco tiene desperdicio.
Yo nunca me había reido tanto durante tanto tiempo seguido, salí con la cara y las manos doloridas pero feliz, valió la pena y si hubiese habido función al día siguiente, habría vuelto a verlos.

Aprovecho esta entrada para reivindicar la comedia en todos los ámbitos del arte, ya que suele estar subvalorada. Se dice que es más difícil hacer reír que llorar pero siempre se termina valorando más el drama, a pesar de las grandes comedias que se han rodado y escrito. Los cómicos suelen ser artistas muy polifacéticos y talentosos, de hecho la mayoría son humoristas, actores y querrían ser músicos si tuviesen dos vidas, pero a mí me da la incómoda sensación de que tienen que estar continuamente reinventándose y justificando sus ganas de hacer reír. Por mí que continúen haciéndolo, siempre que sea con imaginación, esfuerzo y talento.