domingo, 12 de agosto de 2012

Ted

Seth McFarlane ya se había convertido en el nuevo niño mimado/enfant terrible de América en cuanto a comedia transgresora se refiere con "American Dad" y sobre todo con "Family Guy" (dejemos a un lado "The Cleveland Show"). Estaba claro que tarde o temprano estos pollos sin cabeza que parten el bacalao en Hollywood le iban a dar carta blanca para que sedujese al público de gran pantalla. Y aquí lo tenemos.

El ataque narrativo recuerda a un episodio de "Padre de familia", con un narrador omnisciente y un kilométrico acercamiento a uno de esos barrios de la costa este norteamericana que ya conocemos mejor que el nuestro. Y juega ya durante toda la película con esa efectiva técnica tan empleada en la serie de plantearte una situación idílica e ingenua para súbitamente aplastarla con una apisonadora de realidad exacerbada hasta lo brutal.

Un niño solitario pide un deseo, que su adorado oso de peluche cobre vida, una estrellita fugaz y... ¡listo! Ya tenemos un oso parlante que deja acojonada a toda la familia. Podríamos entonces seguir por una línea "ET", es decir, el niño esconde al oso para que no se convierta en una atracción pública o algo peor: una amenaza; pues no, este oso se convierte en una celebridad: sale en las noticias, le invitan a los "talk shows", entrevistas...un fenómeno de masas. Normal. Es un oso de peluche que -no solo habla y reacciona- sin neuronas, ni músculos, ni pulmones, ni genitales, se comporta no como un tierno amiguito achuchable que te dice que te quiere, sino como una cáustica, haragana y cretina estrella de la TV.

A partir deste inverosímil pero extremadamente apetecible planteamiento, y dando por hecho que el oso y el niño comparten la vida transitando por la adolescencia hasta compartir piso en la madurez, la diversión está servida. Porque mientras el niño se convierte en un relajado y solvente Mark Whalberg, el oso TED sigue con el mismo aspecto pero con todo el arsenal de malas y anárquicas costumbres que pueda tener un americano ocioso: marihuana, pedos, cerveza, televisión, humor agresivo...etc.

Digamos que el acomplejado niño Mark no ha madurado agarrándose a esa inquebrantable unión con el oso como símbolo de su infancia y coartada de una irresponsabilidad poco consecuente con su edad.

Increíblemente, este imbécil fumeta que carece de aspiraciones y llega siempre tarde a un curro de mierda en un "rent-a-car"...se las ha apañado para ligarse a MIla Kunis, que además de estar en un momento apabullante de belleza y simpatía, es lista, tiene carácter y un puestazo en una compañía gorda. ¿Por qué? Quítenle mentalmente la camiseta a Markie Mark para entenderlo (yo, además soy incapaz de olvidar el último plano de "Boogie Nights") .
A partir de aquí es prescindible seguir explicando porque todo consiste en seguir el curso que ya siguen muchas pelis que hemos visto (algunas muy buenas) con este conflicto clásico. El tipo inmaduro debe elegir entre su mejor amigo y el amor de su vida. El primero representa la libertad total e irresponsable, la diversión sin temor a consecuencias, etc... pero te lleva por la senda del perdedor. La segunda, aunque también proporciona grandes momentos, -gracias Mila Kunis por casi convencerme de que el amor es posible- exige una madurez y un "a veces debo hacer cosas que no me gustan" que da bastante vértigo. Para esto último el bueno de TED es un ancla muy pesada, pero también una excusa formidable.

El tira y afloja del oso aferrándose a su compi y el chico inmaduro tratando de proporcionarle independencia llega a momentos tronchantes. El peluche parlante es una máquina de gags gracias al contraste entre su apariencia angelical y su comportamiento soez, guarro, machista y pendenciero. Y mucho más gracioso habría llegado a ser de no estar doblado al español por Santi Millán. Se me ocurre a bote pronto una lista de más de 10 actores de verdad con voces de verdad y cómicos de verdad que le hubieran doblado el partido. Por ejemplo: Agustín Jiménez. Pero en fin... Santi Millán es lo que hay.
Como el texto de TED es tan bueno, procaz e ingenioso, la peli le sobrevive. Más duras de tragar son las adaptaciones ibéricas y populacheras de formas de hablar y personajes...que casi recuerdan al sistema de Santi Segura de echar al cocido todo lo que haya en la cocina. Falete, Belén Esteban, la pija madrileña... recurrente sarta de convenciones vulgares.

Pero como ésto inevitablemente debe progresar hacia un "final Hollywood" (¿Por qué? ¿No sería más transgresor que nada -admirado McFarlane- saltarse las reglas sagradas de guión americano con sus tres actos (el tercero necesariamente trepidante), sus dos puntos de inflexión y su final positivo?) aparece ese mal mayor, ese Deus ex-machina que manda el conflicto de los protas a un segundo plano y toda confrontación se disuelve para aplacarlo.

Eso, sí, aquí el mal está representado por Giovanni Ribisi que es un impresionante y arriesgado actor que solo con aparecer te pone en tensión porque no sabes qué va a hacer esta vez, un gran aliciente que no salva al espectador de la decepción de ver unas secuencias que podrían estar sacadas de otras 500 películas en las que enlazamos persecución, muerte del oso por desgarro y pérdida de peluche, resurrección por el método de estrella fugaz, reconciliación de novios sin apenas tratar o trabajar sobre el tema y conflicto que nos ocupa (ojalá fuera siempre así) y como colofón: ¡boda!. Chin-pon.

No, Seth, no digo que te hayas domesticado, no digo que hayas cambiado, vendido o perdido tu cualidad esencial: poner la piel del americano medio en carne viva.

Sí, tratas las drogas como algo lúdico y divertido en lugar de veneno que lleva a la ruina, sacas tetas, tacos, tacos que en boca de un peluche escuecen todavía más, peleas paródicas como las famosas tundas que se curraban Peter Griffin y el pollo y que llegaban a llenar medio episodio de "Family Guy"...todo éso es tu sello y solo tú lo haces. Y en esta peli sigues siendo tú. Porque te dejan.

Porque piensan que eres un filón que va a recaudar millones...

Porque saben en Hollywood y aledaños que las familias enteras ven los episodios de “Padre de Familia” : los papas se ríen y disculpan las guarradas y brutalidades porque son dibujos, los niños y adolescentes no entienden la mitad pero les encanta porque son dibujos con pedos, tacos y guarradas, y los abuelos lo ven por el rabillo del ojo. Pero son dibujos animados.

Yo me lo he pasado bien. Me has sorprendido, me has divertido, sufro al final, claro... en parte supongo porque la expectativa en cuanto a originalidad, tratándose de tí, es muy grande. ¿Pero estás preparado para la hostia en salas? ¿A qué tipo de público está dirigida? ¿No habrás querido abarcarlo todo?

La peli está llena de guiños cinematográficos que hacen las delicias de un espectador de 40 como yo, que vio "Flash Gordon" a los 12 años... pero claro, de ahí para abajo hay mucha gente que se perderá los chistes si no se los explica su padre o su abuelo! Los gags salvajes que sí molarán al teenager espantarán al señor de las bermudas y camisa de manga corta, que aunque salga del cine a regañadientes, querrá proteger a su prole de semejante influencia.

Así que si hay niños serán rescatados por sus aprensivos padres o quedarán horrorizados al pensar que su osito de peluche puede fumar marihuana y tirarse a la cajera del súper. No llegarán al final. ¡Que es justo lo que está diseñado para ellos! Los adultos enrollados como yo, fans de tu sentido descarnado del humor, quedarán decepcionados por ese final con truculencia forzada, penita pena, resurrección previsible, novia que perdona (mentira,no perdonan) y boda a capón... y se irán con el paladar tan empalagado que tendrán que parar en el primer bar para quitarse el dulzor antes de pisar su casa.

Los adolescentes solo pillarán la mitad del chiste y acabarán más fijos en la pantalla del móvil haciendo planes para luego que en la del cine. Los niños ya los hemos aterrorizado y dicho que la marihuana mola y que el mundo es un lugar donde las putas se cagan en la alfombra.

¿Cual es tu público, tío?
Hollywood no estará contento.
Tus seguidores tampoco.
¡Qué jodido mundo! ¿Verdad?