viernes, 25 de diciembre de 2009

Feliz año nuevo

Os deseamos unas felices fiestas, que disfrutéis estos días con vuestra gente más querida y no olvidéis marcaros objetivos para el nuevo año, que seguro será muy productivo para todos.
¡Feliz navidad y próspero 2010!

lunes, 30 de noviembre de 2009

El deseo de ser piel roja

Qué mejor fecha que la de hoy para hablar de “El deseo de ser piel roja”, un título tan original y significativo que dio nombre a una de las películas claves de la filmografía de Miguel y cuyo origen se halla en el poema homónimo de Franz Kafka, escrito dentro de su libro “Contemplación” en 1913 y que decía:
Si uno pudiera ser un piel roja
siempre alerta,
cabalgando sobre un caballo veloz,
a través del viento,
constantemente sacudido
sobre la tierra estremecida,
hasta arrojar las espuelas
porque no hacen falta espuelas,
hasta arrojar las riendas
porque no hacen falta riendas,
y apenas viera ante sí
que el campo era una pradera rasa,
habrían desaparecido las crines
y la cabeza del caballo.


Sin duda, es una emocionante llamada a la libertad absoluta, una utopía en tanto que los seres humanos vivimos irremediablemente sujetos a leyes y normas que nos limitan durante toda nuestra existencia. Kafka escribió este y otros relatos inspirándose en la parte tediosa y rutinaria de su vida, consciente a la vez de que, como diría Einstein, la estupidez humana es infinita y es por ello que necesitamos marcarnos un camino para no convertir el mundo en un caos aún mayor.

“El deseo de ser piel roja” ha inspirado a escritores, músicos como Los del yopo, que os sonarán de algo aunque, por ahora, no haya material suyo que disfrutar, y cineastas como Alfonso Ungría, que reflejó perfectamente el sentido del poema mediante la crisis del protagonista de su película, rodada en 2002.

Ungría es un director de actores, por lo que se centra más en los personajes que en el argumento de sus filmes. En “El deseo...” esto quedó más que demostrado al centrarse principalmente en el proceso emocional del personaje principal. En este trabajo, recuperó a Martín, que apareció por primera vez en su anterior filme “África” (1996), donde fue interpretado con éxito por Zoé Berriatúa.
En su primera aparición, Martín era un chico de barrio que sufría una crisis a los veinte años y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por amor. En la segunda, Martín (interpretado por Miguel), sufre la crisis existencial del treintañero y está tan o más perdido que en aquel entonces. Intenta evadirse del mundo en Tánger pero conoce a una pareja, Abel y Ana, con los que forma un trío de perdedores excéntricos que parecen seguir adelante por pura inercia.
Abel necesita un estímulo para exprimir la vida al máximo y se sirve de una broma de Martín para volver a España y emprender una aventura que podría ser la última, aunque eso es lo que menos le importa. Se establece entre ellos una relación muy especial y Ana queda situada en un papel incierto, ante la indiferencia de su amante y el interés creciente de su pretendiente. Las situaciones se suceden hasta llegar al punto en que cada uno de los tres debe decidir por sí mismo qué quiere hacer con su vida.

El resultado fue interesante, a pesar de no acertar del todo con el reparto. Hubo pequeñas intervenciones valiosas y momentos dignos de recordar como el enfrentamiento en primer plano entre Abel y Martín cuando estaban probando los explosivos o el monólogo del segundo al hacer autostop.
Miguel realizó un intenso trabajo de introspección para luego dejar que el personaje tomase las riendas, partiendo de la base común entre ambos pero sin someterlo y dejando que buscase su propio camino, lo que nos lleva de nuevo al sentido del poema: el anhelo de poder decidir sin dudas ni restricciones, las ganas de expresarse sin temor a la reacción de los demás, el afán de obrar sin medir cada paso. Esto deriva en un complejo debate, claro está, por las consecuencias que resultarían de alcanzar tal objetivo pero quién sabe si la libertad nos acerca más a la responsabilidad o a la felicidad, como planteaba Miguel hace unos meses.

Esta entrada queda abierta para hablar de todo lo que rodea a “El deseo de ser piel roja”, que no es poco. Y, cómo no, para festejar el día de hoy.
¡Feliz cumpleaños, Miguel!

miércoles, 18 de noviembre de 2009


Un perro andaluz y otras historias

Partiendo de la base de que cada persona tiene un gusto propio y particular, es de todos sabido que el cine español nunca ha gozado de demasiado apoyo hasta hace relativamente poco. Ya sea por falta de medios, censura o los temas a tratar, a lo largo del siglo XX salió adelante a pesar de los pesares.
Ahora vamos con la cabeza alta alardeando de que Amenábar y Almodóvar son directores made in Spain, porque se les reconoce internacionalmente y colaboran con gente de aquí y de allá. ¿Pero sólo hay que enorgullecerse de ellos? ¿No vale la pena echar la vista atrás y saber por dónde ha pasado nuestro cine hasta llegar a lo que es hoy?

La primera película con argumento data nada menos que de 1897. La primera con sonido nació tras más de treinta años de cine mudo. Tras un dificultoso arranque, comenzó a ser fructífero hasta que la Guerra Civil truncó su prometedor futuro. Al finalizar la guerra, muchos profesionales se exiliaron, ya que el nuevo régimen instauró la castradora censura y ordenó que todo filme estrenado en el país debía ser doblado al castellano.
El resultado de aquello derivó en que durante décadas no hemos podido evitar clasificar nuestros productos en grupos a cual menos elogiable: musicales (protagonizados por artistas, niños incluidos, que cantaban para promocionarse en el mundo de la música), películas religiosas, landismo y destape. Directores de la talla de Luis Buñuel, Juan Antonio Bardém, Luis García Berlanga o Carlos Saura, que hicieron películas diferentes, profundas, transgresoras y más europeas de lo que cabía esperar en los tiempos que les tocó vivir, han quedado en la sombra a causa de la mala imagen que nos ha dejado el resto. Es triste pensar que Buñuel fue homenajeado por gigantes como Wilder, Wyler, Hitchcock, Wise o Cukor y que aquí casi nadie puede mencionar dos o tres obras suyas. También lo es que muchas películas que fueron reconocidas fuera, aquí sufriesen críticas injustas y llenas de prejuicios e ignorancia, y que tantos actores y actrices fantásticos, por no irse, trabajasen en filmes deplorables porque no se podía hacer otro tipo de cine.

Afortunadamente, ahora faltan dedos para contar las películas de los últimos años que podemos recomendar. Con cada nuevo producto que goza de talento y trabajo a sus espaldas, comprobamos que aquí se puede hacer cine con tanta o más calidad que fuera, que no tenemos por qué estancarnos en uno o dos géneros que sólo interesen a unos pocos. Ahora los actores pueden soñar sin necesidad de volar a otros lugares para hacer algo que valga la pena. No sólo en la gran pantalla, porque cada vez hacemos series de mejor calidad.
Y lo mejor es que cada vez reconocemos más a los grandes de las generaciones anteriores, nos apetece indagar en las sagas más destacadas, saber qué hizo Buñuel en colaboración con Dalí, comprobar que Catherine Deneuve y Geraldine Chaplin fueron musas aquí, impactarnos con El verdugo o La cabina, ver Versión Española, reírnos con buenas comedias que no caigan en los tópicos de antaño, descubrir nuevos talentos y sorprendernos gratamente de lo polifacéticos que son muchos de los que ya conocemos.

Habrá quien disfrute mucho con nuestro cine y quien siga prefiriendo ver sólo el de fuera, así que hagamos críticas positivas y negativas, recomendaciones, comparaciones, descubrimientos, etc, sobre el cine español y el de nuestros compañeros de idioma que viven al otro lado del charco. A ver a qué conclusiones llegamos.

martes, 10 de noviembre de 2009


AMOR PLATOÚNICO, AMOR ESCÉNICO...

Una de las cosas vertiginosas y fascinantes del teatro es aquella en la que tanto se parece a la vida: la posiblidad de replanteárselo todo y cambiar. O si no intentar atesorar lo esencial y modelar la superficie para que el pasado entre en necesaria sintonía con el presente. Los actores también somos personas. Más inestables posiblemente que la mayoría. Por la sencilla razón de que estamos embarcados en la aventura de analizarlo, desmenuzarlo, cuestionarlo todo... para representarlo. Esa vocación, ese trabajo diario y casi espontáneo... te coloca en una inevitable posición de relativismo frente al comportamiento y las emociones. Te hace incluso tomarte muy poco en serio las tuyas. El riesgo de locura es alto. La garantía de diversión es igualmente elevada.
Estoy con Chusa Martín, Velasco, Críspulo y Paloma repasando el montaje de AMOR PLATOÚNICO y todo lo que teníamos parece francamente bueno... pero seguramente mejorable.
Y es que no podemos evitar cuestionar, dudar, polemizar... ¡Cómo mola el teatro!

viernes, 6 de noviembre de 2009


La vida por delante

Dicen que el tiempo lo cura todo, que ayuda a olvidar. Pero lo cierto es que, ya sea por nostalgia o porque algunos fantasmas son duros de roer, el pasado vuelve a nosotros con frecuencia, más aún si el presente está ligado a él.

“La vida por delante” es un buen ejemplo de hasta qué punto las experiencias pasadas pueden condicionar la vida presente y futura y de cómo, en algunos casos, se convierten en una prisión invisible. Madame Rosa (Concha Velasco) trabajó como prostituta en su juventud y, pese a lo que pueda parecer, fue su época más feliz. Iba a donde quería y con quien le apetecía, era joven y bella, tenía toda la vida por delante. Pero la vida le jugó una mala pasada y terminó en Auschwitz por ser judía. Sobrevivió a la terrible experiencia y se ganó la vida en París cuidando a los hijos de las prostitutas que no podían ocuparse de ellos, hasta el momento de poder volver a recogerlos. Ahora, a sus casi setenta años, agota su marginal existencia en compañía del último chico que le queda por custodiar: Momo (Rubén de Eguia), un entrañable adolescente al que ha criado como musulmán y que no para de hacerle preguntas porque a él también le pesa su pasado pero no por tener malos recuerdos sino porque no tiene ninguno, no sabe de dónde viene ni por qué nadie vuelve a por él, lo que le supone una carga tan pesada como la que soporta su benefactora.

Los recuerdos de Madame Rosa afloran de formas inesperadas, siente miedo y soledad, ya no tiene fuerzas para seguir y comienza a apagarse pero no le es fácil marcharse, le preocupa el futuro de Momo. Él necesita volar y buscar respuestas pero no quiere despegarse de la única figura materna que ha conocido y, mientras sus caminos se disponen a separarse, estrechan sus lazos luchando por la pequeña familia que formaron años atrás.

Basada en una novela del escritor Romain Gary (que usó el pseudónimo Emile Ajar para publicarla), esta obra ha sido traducida por Josep Maria Vidal, adaptada para teatro por Xavier Jaillard y dirigida por José María Pou. El elenco se completa con Carles Canut y José Luis Fernández, cuyos personajes juegan un papel significativo en el devenir de las vidas de los protagonistas.

Sencilla y con sentido del humor, esta obra es más que recomendable por sus diálogos abiertos a la reflexión, llenos de tolerancia y ternura, que dejan al público con un nudo en la garganta y sin poder dejar de aplaudir al final, sobre todo al talento más que demostrado de Concha Velasco que parece estar despidiéndose de su profesión, aunque esperemos no incluya a las tablas, y de Rubén de Eguia que borda su papel y provoca que echemos de menos al joven Momo cuando abandonamos el teatro.
Espero que podáis verla y disfrutarla, estoy casi segura de que os encantará.


sábado, 31 de octubre de 2009


Giselle

Inocencia, amor extremo, engaño, venganza y almas sin descanso son algunos ingredientes de los trágicos y románticos cuentos del siglo XIX con los que casi seguro estamos todos familiarizados.
Cinco lustros antes de que Bécquer escribiese el famoso relato El monte de las ánimas, por citar uno de sus mitos populares, el escritor Heinrich Heine creó su obra De l’Allemagne, a partir de una leyenda germana. Seis años más tarde, en 1841, se convirtió en la base argumental del ballet Giselle, con libreto de Theóphile Gautier, Jean Coralli y Vernoy de Saint-Georges, coreografía de Jules Pierrot y Coralli y música de Adolphe Adam. Fue estrenado el 28 de junio en la Ópera de París cosechando un gran éxito y propiciando sucesivas representaciones, hasta nuestros días.

Una de las bailarinas que encarnó a la dulce protagonista fue Alicia Alonso, quien sigue trabajando incansablemente, como coreógrafa, a sus casi noventa años. Nacida en La Habana en 1920, de padres españoles, tiene un puesto destacado en el mundo de la danza gracias en parte a Giselle. Creó la primera compañía cubana de ballet que, en un principio, llevaba su nombre y más tarde pasó a tener su denominación definitiva: Ballet Nacional de Cuba. La compañía se halla de gira, una vez más, y actualmente está representando esta obra en diversas ciudades españolas.

Dividida en dos actos, nos cuenta la historia de una joven campesina llamada Giselle, que vive felizmente enamorada de su amado Loys. Él finge ser un humilde aldeano para poder estar con ella pero, en realidad, es Albrecht, duque de Silesia. Hilarión, el guardabosques, también ama a Giselle y, ardiente de celos, decide vengarse de su contrincante, descubriéndolo ante ella en plena cacería de la corte del príncipe de Courtland. Lo que no preveen ninguno de los dos pretendientes es que la delicada salud de su adorada puede llevarle a la muerte, transformándose en una wili, un ser mitológico que vaga por la noche en el bosque, el alma en pena de una joven fallecida antes de su boda.
Giselle no da crédito a la mentira de su amado y reprende a Hilarión su sentencia pero contempla con horror cómo Albrecht admite su engaño. Baila incesantemente mientras pierde la razón hasta expirar su último aliento en brazos de su doliente madre. Ahora, la doncella es una wili y forma parte de un grupo de bellos espectros vestidos de blanco que vagan en busca de jóvenes vivos a los que poder castigar. Desean que Hilarión y Albrecht dancen hasta morir pero el amor de Giselle por Albrecht permanece inalterable y tratará de salvarlo como sea. Cuando transcurra la noche, los espectros deberán desaparecer y Giselle habrá de retornar a su tumba para ser velada por sus seres queridos.

El argumento dramático de la historia, en combinación con la cuidada coreografía, la eficiente puesta en escena y el profesional elenco, provocan que el público aplauda efusivamente numerosas veces a lo largo de la representación, aparte de regalar enormes ovaciones a la propia Alicia Alonso, que saluda al comienzo desde el público y al final sobre el escenario.
Mención especial para Annette Delgado (Giselle) por su fantástica ejecución, que sorprende y emociona hasta a los que no somos devotos del ballet clásico, y a los bailarines Serafín Castro, Raúl Mazorra, Omar Morales y Yonah Acosta, que realizan juntos grandes números en el primer acto pero no tienen oportunidad de saludar al terminar la función, como más de la mitad del equipo artístico, único punto negativo a recordar.
Quien desee vivir una leyenda mitológica y trágica sin palabras y con la sencillez y elegancia que sólo aporta el ballet clásico, no debe dudar en ir a ver Giselle. Le gustará.

lunes, 26 de octubre de 2009


La vida puede ser maravillosa

El pasado fin de semana perdimos a un grande de los grandes, un periodista que hacía el mundo del deporte más interesante de lo que ya era. Disfrutábamos con su voz e imaginación, con su capacidad para inventar jugadas y motes.
Andrés Montes. Ese hombre bajito con aspecto amable que comenzó siendo comentarista de los partidos de baloncesto y fútbol allá por el año 80, para más adelante, en el 96, retransmitir los partidos de la NBA.
La última vez lo vimos en el Eurobasket, donde anunció su despedida de la Sexta para volver al mundo del baloncesto, ya que retransmitía, desde 2006, los partidos de fútbol de esta cadena.
Algunas de sus frases más célebres, entre otras, eran :

¡Ratatatatatatata!
¡Tiqui-taca!
¡Wilma, ábreme la puerta!
¡Tiburónnnnnn!
¡¡Jugón!!

Lo que gustaba de verdad era cómo disfrutaba comentando los partidos fuera de lo que fuese. Es y era único. De verdad se puede decir que Wilma le abrió la puerta.
Hasta siempre, jugón.

miércoles, 21 de octubre de 2009


El poder de la simplicidad

Estuvimos viendo "La omisión de la familia Coleman" en la sala pequeña del Teatro Español. Bravo. Simplicidad absoluta de elementos escénicos, ropa casi harapienta... y diálogos increíblemente veraces. Un drama que hace reir. Actores sincronizados de tal manera que son capaces de plantear varias conversaciones simultáneas permitiendo que el espectador no sólo se entere de ambas situaciones, sino que además tenga la verdadera sensación de haberse infiltrado en una casa ajena.
La pobre y destartalada casa de los Coleman: una madre que no ha querido dejar de ser una niña, una abuela que comprende a todos pero no arregla a nadie, un hijo psicótico y caprichoso, otro dolorido y aspirante a criminal... y una niña que está dispuesta a ser madre de todos pero que no la dejan. Alguien escapó de aquel territorio sembrado de padres ausentes y devastado por la pobreza y la abulia: una hija que fué entregada en adopción y se crió de otra manera. Ella ahora es una mujer emancipada, madre de dos hijos y responsable que intenta hacer algo por su familia de origen. Ese leve ejercicio de buena voluntad le lleva al desastre personal.
Y os aseguro que te ríes. Te ríes sin parar al contemplar esa familia que destruye y enreda todo lo que toca a pesar de que te espantaría formar parte de ella.
Un desastre ordenado por un relojero: Claudio Tolcachir. ¿Cómo se hace una pieza tan divertida y angustiosa a la vez? ¿Cómo se consigue ese efecto de espontaneidad sin dejar un resquicio de engaño al espectador? Trabajando de una manera muy particular... en palabras de Tolcachir: "Conocía el grupo de actores, sabía con quiénes quería trabajar. Y había también desafíos para los actores: que trabajaran personajes distintos, quería imágenes de ellos transformados. Y apareció una familia. Yo tenía de los personajes apenas algún indicio, casi —podría decirse— un prejuicio. "Conocer a un personaje no es distinto a conocer a una persona: están las ideas previas que a veces impiden mirar claro". Nada ingenuo, tiró en aquellos primeros ensayos dos consignas que sólo pueden surgir en alguien que entiende algo de lo que pasa en el mundo. "Les pedí —recuerda— que se quedaran en la casa, que permanecieran, sin forzar nada. Que estuvieran, nada más. Y algo más: nadie debía tener claro qué lugar ocupaba en esa familia". Estar en una casa sin saber qué hacer y no saber qué lugar se ocupa en ese organigrama amable y feroz: cualquier similitud con la realidad no parece ser pura coincidencia. "Quería un desarrollo de la historia, no tenía que ser una familia cuyo drama pudiera decirse en una sola línea", explica.
Una forma diferente de trabajar que repercute en el espectador de una forma brutal, pero que exige de los actores una implicación más allá de lo normal... ¿Seríamos capaces de practicar éso en España? Nosotros lo vamos a intentar.

Tenéis Familia Coleman en Madrid hasta el 1 de Noviembre y "Tercer Cuerpo" otro espectáculo de "Timbre 4" y Tolcachir hasta el 29.

jueves, 8 de octubre de 2009


Los adulterios de la abeja reina

Entre toda la oferta teatral que hay ahora en cartelera, podemos encontrar dos obras cuyo nexo principal es una veterana actriz de cabello rojizo y mirada inocente que se ha embarcado en dos proyectos muy diferentes.

Verónica Forqué siempre ha admirado la obra de Woody Allen y, cuando se le presentó la oportunidad de dirigir una de sus obras, no se lo pensó dos veces. Adulterios reúne todo lo que nos divierte de Allen y le hace único: amor, infidelidad, conversaciones filosóficas, psiquiatras más paranoicos que sus pacientes, toneladas de sentido del humor y el marco incomparable de Nueva York. La historia comienza presentándonos a Phyllis (María Barranco), una reputada psiquiatra de Manhattan que descubre la infidelidad de su marido. Cita a Carol (Miriam Díaz-Aroca), su mejor amiga, para hablar del tema, comienzan a salir secretos a la luz y, cuando aparecen sus respectivos maridos, la trama se enreda hasta la locura, sin dejar que el público respire entre una carcajada y otra. Resultando muy efectivos los cinco actores, María Barranco brilla especialmente, como gran embajadora del sentido del humor que es desde que la conocemos. Y mención aparte para Fermí Herrero (Howard) por encarnar al divertidísimo y entrañable personaje en el que vemos reflejado al propio Woody Allen.
Sin duda, esta obra divierte y entretiene hasta al más reacio a la risa. Altamente recomendable.

Por otro lado, Forqué se ha aventurado a versionar Humble Boy, un texto de la actriz y dramaturga Charlotte Jones, que aquí ha pasado a llamarse La abeja reina. Hace siete años, vio esta obra en Londres, le encantó y quiso interpretar a la protagonista en nuestro país pero, por cuestiones de edad, el proyecto se demoró hasta ahora, contando con Miguel Narros como director.
Flora Humble es la abeja reina sobre la que revolotean los demás personajes de esta shakesperiana historia. Se ha quedado viuda pero tiene a Angelita (Marta Fernández Muro) y a Luis (Miguel Rellán), una amiga y un amante incondicionales que le endulzan la vida sin necesidad de saborear la miel que generaban las abejas de su difunto marido y que ahora quiere exterminar. Su tranquilidad se trunca con el regreso de su hijo Félix (Juan Díaz) un joven profesor universitario en plena crisis que sólo se defiende hablando de astrofísica, campo en el que ha volcado su vida para huir de los fantasmas del pasado. El diálogo entre ambos no les lleva a ningún lado, sólo a lanzarse reproches el uno al otro. Él se desahoga hablando solo o con el jardinero (Juan Carlos Sánchez) que no pierde la sonrisa y le alienta a ver las cosas de otra forma. Ella disfruta dejándose querer por Luis y minando la autoestima de su insegura amiga. Pero no se conforma con ello y decide reunirlos a todos, incluyendo a la hija de su amante, Rosie (Alba Alonso), con la que su hijo tuvo una relación años atrás y que tiene más de un tema que resolver con él.
La trama deriva más en el drama que en el humor, aunque tiene varios momentos divertidos, sobre todo gracias a Miguel Rellán. Muy bueno el trabajo de todo el elenco pero le falta algo a la obra, no sabría decir qué pero se hace rápida y lenta a la vez, es dramática pero no lo suficiente, tiene humor pero no el necesario para contrastar con la tensión del argumento, provoca una sensación extraña y algo desasosegadora. Aún así, yo la recomendaría por ver la maravillosa puesta en escena, el buen hacer de los actores y la sorpresa final de la historia.

miércoles, 30 de septiembre de 2009


¡A SACO!


HISTORIA DE UN “SAQUEO”
Una enfermera asesina sistemática de maridos. Un ex-facha empeñado en demostrar que acepta los principios constitucionales, para lo cual ha desarrollado una enfermiza sumisión a las instituciones democráticas y sus funcionarios. Un funeral. Un cadáver sin testamento. El botín de un gran robo escondido en alguna parte del escenario. Dos criminales aficionados absolutamente inmorales y de sexualidad revuelta. Y… ¿un inspector?... que se supone que debería resolver el caso, pero que lo enreda todavía más. ¿Qué puede pasar...? Tantas e inesperadas cosas que, juntas, arrasarán los diafragmas de la concurrencia a base de carcajada limpia, pero inteligente y crítica. Vamos denunciar y contar cómo los seres humanos ocultamos nuestro egoísmo tras una máscara idealista. Todos tenemos teorías sobre la vida, el mundo y cómo debería ser una sociedad ideal. Pero luego, en la distancia corta, en la realidad... todos vamos a lo nuestro. Igual que los enloquecidos y bufos personajes de nuestra obra: creada en 1965 por el autor más provocador y divertido de su tiempo, JOE ORTON, y puenteada hacia la actualidad por LA COMPAÑÍA. En este espectáculo vamos todos...

¡A SACO!

Este domingo a las 11.00h en el Teatro del Arenal comienza un largo proceso de entrenamiento actoral con vistas a un montaje alocado pero preciso de la gran obra de Joe Orton "Loot", que yo traduje como "Saqueo" y que LA COMPAÑÍA acabó tildando de "¡A SACO!" Haremos trabajo de análisis de texto intensivo para decidir entre todos de dónde partimos y hacia dónde queremos ir. Luego flexibilizaremos los ensayos para trabajar aspectos parciales. También haremos talleres concretos de voz y de movimiento escénico con especialistas. La idea es llegar al 1 de Febrero con tal bagaje que la puesta en escena fluya de forma casi espontánea sobre las tablas hasta subirnos el 13 de Marzo al Teatro Palacio Valdés. La semana que viene os contaré las primeras sensaciones. Aunque tras la conversación con los jóvenes que se han involucrado en este proyecto tan estimulante como loco, ya tengo mi primer subidón: Javier Ambrossi, Bernabé Fernández, Marco Martínez y Adrián Lamana se han embarcado con toda su energía y su maravillosa inocencia en este viaje de exploración apriori, y de conquista (espero) a posteriori. Es para sentirse esperanzado con la nueva generación de actores que aportarán calidad y compromiso en los próximos años.

jueves, 17 de septiembre de 2009


Take this waltz

Cuando tras más de cincuenta años trabajando, una persona ve desvanecerse la tranquilidad que merece su vejez, por circunstancias ajenas a su voluntad, puede autocompadecerse hasta el extremo y dejarse morir en la ruina, subsistir con lo poco que le queda, recurrir a sus allegados o venderse a la luz pública para obtener un beneficio rápido. Pero siempre hay una forma productiva de recuperarse sin perder la dignidad. ¿Quién dijo que en la tercera edad ya no se sirve para nada? ¿Cuándo finaliza la vida profesional de una persona?

Leonard Cohen perdió hace cinco años, a manos de una supuesta persona de confianza, el dinero que le garantizaba una jubilación acomodada, tras décadas de trabajo. Este artista canadiense publicó su primer poemario con sólo veintidós años y, desde ese momento, no cesó de publicar libros y discos, convirtiéndose en un referente literario y musical para miles de lectores y oyentes.
¿Qué hacer ante esta triste y no menos humillante situación? Recurrir a lo que mejor sabe hacer: volver a los escenarios. Y no lo ha hecho de cualquier forma. Ha vuelto acompañado de unos músicos de excepción y con la energía suficiente como para viajar de un lado a otro dando lo mejor de sí, durante dos años.

El pasado domingo ofreció uno de los ciento cincuenta conciertos que está realizando desde mayo del año pasado. El espectáculo aconteció en un pueblo de Granada, la provincia andaluza que marcó su vida al descubrir la obra de Federico García Lorca y en cuyo honor llamó Lorca a una de sus hijas. Fue un show inolvidable porque no sólo estábamos ante una leyenda viva de la música, sino frente un hombre que tiene setenta y cinco años de vida a sus espaldas y se mueve por el escenario como si por él no hubiese pasado el tiempo. Enjuto, elegantemente vestido, ceremonioso, sonriente y con la voz más grave y rasgada, cantó y recitó durante más de tres horas, dividas en dos sets y tres generosos bises.

Con sincera humildad dejó brillar y destacar, durante todo el repertorio, a sus nueve acompañantes: Roscoe Beck (bajo, contrabajo y coros), Rafael Gayol (batería y percusión), Neil Larsen (teclados y acordeón), Bob Metzger (guitarra eléctrica), Sharon Robinson (voz y coros), Webb Sisters (coros, arpa y guitarra) y los fantásticos Dino Soldo (saxo, flauta eléctrica, armónica, teclados y coros) y el catalán Javier Mas (guitarra de 12 cuerdas, bandurria, laúd y archilaúd). Todos tuvieron sus grandes momentos con solos espectaculares, especialmente Soldo y Mas.

Composiciones memorables, tanto para quienes vivieron su nacimiento y pudieron oírlas en voz de un Cohen joven como para las siguientes generaciones (que las hemos escuchado sin ubicar a veces su autoría), hicieron las delicias de los asistentes. Sonaron, entre otras, Dance me to the end of love, Everybody knows, In my secret life, The Future, I’m your man, Ain’t no cure for love, The partisane, The gipsy’s wife y las emblemáticas Suzanne, So long Marianne, Hallelujah, Sisters of mercy y Bird on the wire. La guinda, cómo no, fue Take this waltz, su maravillosa versión del poema Pequeño vals vienés de Lorca.

En muchas de las innumerables críticas escritas sobre esta gira se está dando las gracias a la impresentable que se dio a la fuga con un dinero que no era suyo e indirectamente ha propiciado que el compositor y su inseparable sombrero se echen de nuevo a la carretera. Yo no lo voy a hacer porque a quien le estoy agradecida es al propio Cohen, a él y a los músicos y técnicos que le acompañan de una ciudad a otra, cuidando cada detalle y haciéndonos felices durante tres horas a todos los que amamos la buena música y hemos tenido la suerte de verlos. Por eso y porque seguramente será la última vez que le disfrutemos en directo, yo le digo desde aquí: Hey, Mr. Cohen, that’s the best way to say goodbye!

martes, 8 de septiembre de 2009


Arte en Madrid II

Este verano, el núcleo artístico de Madrid, situado en el Paseo del Prado, ha reunido tres grandes exposiciones que, a raíz de su éxito, han demorado su finalización y requerido un horario de visita más amplio. La crisis se nota también en la afluencia turística pero, curiosamente, el arte no se resiente tanto como otras áreas, sin contar con que hay varios sitios con franjas horarias de entrada gratuita.

Henri Matisse (1869-1954) es el centro de atención del museo Thyssen-Bornemisza, hasta el día 20 de septiembre. Su trayectoria se divide en tres periodos y esta exposición se centra en la segunda etapa, desde 1917 hasta 1941, la más extensa e incomprendida. Durante esta época, experimentó un fuerte cambio cuando se adivinaba el final de la Primera Guerra Mundial, cambiando de ciudad de residencia y adentrándose en lo que él denominó “pintura de intimidad”. Abandonó sus grandes composiciones planas, volviendo a introducir el volumen, mediante el color y la forma, e inspirándose en la pintura holandesa del siglo XVII. En esta muestra podemos observar claramente que Matisse primaba el color sobre lo demás porque pensaba que éste podía desempeñar el papel de otros factores como las perspectivas o las sombras.
Tras una crisis profesional y una vuelta a sus orígenes, por un encargo para un mural, decidió centrarse en el dibujo más que en la pintura y fue en ese momento cuando concluyó el período que abarca esta exposición.
Se le considera heredero de Cézanne y Gauguin y un artista tan influyente como Picasso pero, desde mi punto de vista, no estaba al mismo nivel y, aunque vale la pena ver la exposición, recomiendo disfrutar más de la extensa y variada colección permanente del museo, que además abarca todas las épocas y estilos.

El Museo del Prado disfruta de sus últimos días con la apabullante exposición de Joaquín Sorolla (1863-1923), una clara muestra del gran muralista que fue, aunque dominaba todo lo que se propusiese. Lejos queda aquella simple referencia de “el pintor de las mujeres en la playa” porque fue mucho más que eso. Su perfecta elección del color, su dominio de las proporciones y la precisión que lograba a base de grandes pinceladas, dotaron a sus cuadros de vida y realismo, tómese como ejemplo ¡Aún dicen que el pescado es caro! Siendo toda su obra digna de mención, incluidos los tributos a maestros en los retratos familiares como Mi familia, no hay duda de que su estrella es “Visiones de España”, un conjunto de óleos realizados para The Hispanic Society of America de Nueva York, para la que se comprometió a plasmar la esencia de las provincias de España. Al tener que pintar murales de gran tamaño y fieles a la realidad, necesitó ocho años, durante los que viajó por todo el país buscando lo más curioso y característico de cada lugar. Mientras tanto, realizó obras de menor tamaño y precisión, buscando nuevas opciones para representar la luz.
Fantástica exposición que aún se puede ver, porque termina el día 13, y que yo recomendaría redondear dando una vuelta por las salas de Velázquez y Goya y disfrutando del gran diseño de la ampliación del museo, realizada por Rafael Moneo.

Por último, el tercer punto fuerte ha sido Juan Muñoz (1953-2001) en el Museo Reina Sofía, con la colaboración de la Tate Modern de Londres. Conocido principalmente como escultor, este polifacético artista se formó en Inglaterra y Estados Unidos pero volvió a su Madrid natal, donde expuso por primera vez. Desde ese momento, no dejó de trabajar y enseñar su obra por todo el mundo, hasta su muerte. Estuvo casado con la también artista Cristina Iglesias, creadora de la fantástica puerta-escultura de la ampliación del Museo del Prado, en 2007.
Esta exposición ha abarcado escultura, pintura, dibujo y sonido (produjo trabajos radiofónicos como A Man in a Room, Gambling, para la BBC, junto a Gavin Bryars, en 1980). Hemos podido ver obras como Tierra Baldía con dibujos geométricos en el suelo que descolocan al espectador y aíslan a la figura que cohabita con el piso; Cortinas de la “Naturaleza de la Ilusión Visual”, un espectacular trampantojo pintado con acrílico sobre lienzo; Descarrilamiento, un tren de acero que mide casi cuatro metros; Muchas veces o Escena de conversación, grupos conversando, realizados con bronce, resina y papel maché, entre los que los espectadores caminan hasta terminar empatizando con ellos; una serie de figuras de enanos que ignoran lo que acontece a su alrededor y se limitan a observar un punto de interés, véanse El apuntador, George o Sara frente al espejo. Y mucho más, casi cien obras repartidas por todo el museo que logran hacernos olvidar durante un tiempo que el Guernica de Picasso espera un fugaz saludo por nuestra parte.
Mención aparte para obras permanentes como la media sala dedicada a Pablo Palazuelo, que interesará a quien guste de la pintura abstracta y geométrica y tres obras curiosas, en tanto que es difícil reconocer a sus autores: Las nuevas savias de Antonio Saura (tuvo una fase surrealista), la escultura Mujer en el jardín de Picasso y Personaje de Tàpies.

Los teatros también se están moviendo bastante en Madrid y pude disfrutar de una obra, durante mi breve escapada, pero hablaré de ella en otra entrada.

sábado, 5 de septiembre de 2009


Harry Potter y el príncipe mestizo

Aunque hace ya más de un mes que se estrenó, tenía pensado desde hace algún tiempo hablar de la sexta película de esta saga. He de decir primero que me ha decepcionado un poco la adaptación del sexto libro, omiten muchas cosas y se inventan otras tantas. Es verdad que es muy complejo llevar un libro al cine pero deberían incluir lo más importante de la historia. Por ello, recomiendo primero leer los libros antes de ver las películas porque puede que mucha gente no entienda la mitad de las cosas que suceden.

La película comienza en el Londres muggle, siendo atacado por los mortífagos, lo que nos da a entender que Voldemort ha vuelto y con ello comienza la guerra. Impactante la destrucción del puente.
Más tarde, vemos al profesor Horace Slughorn, muy bien interpretado por Jim Broadbent, que es igual al que imaginamos en el libro. Despistado y algo alocado, será el profesor de Pociones este año, ya que el profesor Severus Snape aceptará su ansiado puesto de profesor de Artes oscuras.
Un momento memorable es el juramento inquebrantable entre Narcisa Malfoy y Severus Snape, cuando él jura proteger a Draco y hacerse cargo, en el caso de que él no pueda acabar la misión que el señor tenebroso le ha encomendado, de dicha empresa. Gran escena.

El misterio del príncipe trata básicamente de un libro de pociones que Harry encuentra accidentalmente en clase. Su dueño se hacía llamar "El principe mestizo". En él hay instrucciones avanzadas sobre pociones, cosa que ayuda a Harry a aprender más sobre esta asignatura, incluyendo hechizos como septusembra. Lo decepcionante de este hecho es que apenas se investiga quién podría ser el príncipe hasta el final.

Hay otra trama paralela como la búsqueda de los horrocruxes (objetos o personas donde se guarda una parte del alma). Voldemort dividió su alma en siete partes, por lo tanto, hay siete horrocruxes. Para matarle hay que destruirlos todos. Vemos a Voldemort de niño, interpretado por el sobrino de Ralph Fiennes, y cómo se convirtió en el mago más temido.

Me sigue sorprendiendo que todos los directores se centren tanto en el trío protagonista (Harry, Ron y Hermione), a pesar de que la historia es más compleja y todos los personajes tienen un papel importante. Es más, el verdadero héroe de la historia es otra persona y no Harry Potter como nos hacen entender; esto lo hablaremos en la septima cuando llegue el momento.

Lo más emotivo de la película, en mi opinión, es la escena de la cueva dónde Dumbledore bebe una poción para así acabar con un horrocrux que es el relicario de Salazar Slytherin. Vemos a Dumbledore sumido en el dolor que le provoca dicha poción, con Harry desesperado haciéndosela beber.
Cómo no, muy emotiva también es la muerte de Albus, a manos de Severus, y todos en Hogwarts llorando su muerte. Esta escena sí que me decepcionó, porque no es fiel, ya que en el libro celebran su funeral, en el capítulo "El sepulcro blanco", aunque la música es muy buena. Siempre lo diré: una buena banda sonora da calidad a una película.

Snape es tachado de traidor pero algo esconde, muy adentro, que explica sus actos. La misión de Draco era matar a Albus pero es muy joven para cometer ese terrible acto y tampoco lo deseaba, sólo era una venganza del señor tenebroso hacia Lucius Malfoy, padre de Draco, para humillarlo.

En definitiva, es una película que entretiene, Harry Potter ya no es para niños por su carga emocional, aunque hecho en falta más acción.

viernes, 28 de agosto de 2009


Medea se desangra. Mérida en llamas.

TE AGARRA POR EL PECHO, TE ZARANDEA VIOLENTAMENTE, TE ELEVA EN UN DiRIGIBLE A 40 METROS DEL SUELO Y TE RESTRIEGA LA CARA CONTRA LAS ESTRELLAS DE UN CIELO CASI SÓLIDO PORQUE MÉRIDA ABRASA. LUEGO TE LANZA BRUTALMENTE CONTRA UN LECHO DE BALAS DE PAJA EN EL QUE YACES ROTO, ENCOGIDO, PEQUEÑO... EXTENUADO. LEVANTAS LA CABEZA Y ALLÍ ESTÁN: SON DOS NIÑOS MUY DELGADOS QUE QUIEREN JUGAR CONTIGO, QUE TE SONRÍEN, QUE SE BURLAN DE TÍ... Y SÚBITAMENTE UNA MÁSCARA

IMPLACABLE Y RUIDOSA SE CIERNE TRAS ELLOS Y LES DEGÜELLA. SUS PEQUEÑOS CUELLOS CRUJEN Y SE ABREN ESCUPIENDO SU NEGRA SANGRE, DELANTE DE TU BOCA ABIERTA. POR EL ESCENARIO SE EXPANDE UN SONIDO TAN GRAVE QUE EL TEATRO ENTERO SE ESTREMECE Y LAS COLUMNAS VIBRAN COMO LAS CUERDAS DE UN CONTRABAJO: MEDEA. MÉRIDA. PAJA Y COLUMNAS. CUERPOS SUDOROSOS. UN CENTAURO TE GUÍA A TRAVÉS DE LA INCOMPRENSIÓN, DEL DOLOR, DE LA DESESPERACIÓN... Y DE LA IRA.

Comienzo por avisar que Asier Etxeandía es aquello a lo que los actores deberíamos aspirar: CONTROL. Dominio gestual y vocal, un instrumento bien temperado en manos de un virtuoso. ¿Es de otro planeta? No, pero lo parece. ¿Por qué? Porque los demás no nos exigimos llegar a esa cota de autoridad sobre nuestra propia expresión: hagámoslo. Hagámoslo y el teatro español pegará un subidón importante. Un centauro, Un caballo. No te lo crees porque imite a los caballos, es que él cree que lo es. Un caballo se ha metido en el cuerpo de Asier... un caballo que gime y que hace sonar las palabras como si no las hubieras escuchado nunca antes. Las hace nuevas. Bravo, Asier. Corifeo sufriente a veces... y cruel y distanciado otras.


Y ahora BLANCA PORTILLO. Blanca no es una diva. No estoy de acuerdo con las cosas presuntamente apologéticas que se han escrito de ella. Y me aventuro a pensar que ella tampoco. Porque esa es la diferencia entre ella y las demás grandes de la historia del teatro español. La diva orienta los distintos elementos de una puesta en escena para ser iluminada con más fuerza, Blanca Portillo no. Ella es la que ilumina a los demás factores. Lanza sus brazos de puente, sus ojos de hiedra en todas las direcciones del escenario y todo lo demás se agarra con fuerza a ese tronco. Así es Blanca. No se gusta, se ofrece. Vive y muere. Sufre y mata. Folla y quiere. Generosa hasta la extenuación, se olvida de quién es. Se debilita y encoge, se expande y fortalece hasta estallar como un corazón arrítmico, como una supernova, como una loba que se desangra y quiere morir matando. Ella sí sabe, pero Medea no, y el espectador tampoco. Es imprevisible porque a lo largo de la representación se convierte en madre amorosa, maruja amargada, bruja esotérica, inmigrante vilipendiada, animal salvaje sediento de sangre, gitana loca y borracha y finaliza el abanico metamórfico encarnando a una especie de Doris Day angelical. Increíble ¿no? Pero posible. Posible en el contexto estético y sonoro tan flexible que crea Tomaz Pandur. Porque estamos hablando de contar una historia... Pandur y su gente te la cuentan : Tal y como la explicaríamos en un bar, sería algo así: “- ¿De qué va MEDEA?” “- Es una especie de extranjera medio bruja que se casa con el ídolo local. Luego el pavo se aburre de ella y se busca una tía más joven. A los del pueblo les parece de puta madre por que le tienen idealizado, pero ella se cabrea bastante. Lógico. Los del barrio le dicen que se pire con los niños, que el muy chulito de Jasón encima se va a casar con su querida. Ella se cabrea todavía más. Tanto que acaba envenenando a la novia en plena boda y, al final, como no sabe ya cómo joder al tío que le ha arruinado la vida, se carga a los niños y al Jasón éste le da un ataque” “-¡Qué bestia!” “-Ya. ¿Pero tú que harías?” -No sé”.

Pandur y su gente nos cuentan una historia escrita hace 2.500 años que nos refleja como seres humanos contemporáneos y contradictorios: “¡Oh, no! ¡Esas cosas no ocurren hoy en día! Ahora somos civilizados...”. Mentira. Abre un diario. Ve a la página de sucesos.


Pero hay que tender puentes dramatúrgicos entre el texto original y la perspectiva social del siglo. Pandur utiliza una estética que nos recuerda que ya no estamos en el Siglo XX pero que lo echamos de menos. ¿Por qué? Porque ahora podemos echar la mirada atrás y ver el cuadro completo. El siglo XX resume todos los anteriores: representa condensadamente la lucha entre la razón y el instinto. La batalla entre las contradictorias tendencias de la condición humana: la necesidad de organizarse solidariamente en sociedad y el irresistible instinto de satisfacer su voluntad individual... de poder... y de placer. El siglo de la revolución obrera, de la inacabada lucha de la mujer por ser respetada, del descubrimiento de la libertad y la responsabilidad, de los derechos humanos y de la bomba atómica.


La escena del enfrentamiento entre Medea y Jasón transcurre entre gestos cotidianos como un batir de huevos, una plancha, un tendedero... que nos recuerdan a las escenas que hemos presenciado o protagonizado con nuestras madres o mujeres como parte que somos de una cultura machista a la que quedan dos telediarios. Siglo XX.

Un remolque con caravana acude a rescatar a la dolorida bruja asesina de niños y amantes, que se burla del dolor del gilipollas de su marido. Mérida se llena de Siglo XX. ¿Qué pasa con Jasón? Jasón ha resucitado. Pobre Jasón. Víctima de una cultura machista... Ídolo de masas... cerveza y bocata de chorizo en su casa... solo le falta ser del Atleti... ALBERTO JIMÉNEZ... otro generoso. Y doloroso. Es un hijo puta egoísta pero cuando le dejan tirado... se vuelve loco... y tú ves lo que quiere a Medea. La quiere a ella, pero necesita afirmarse como macho alfa con una niñata joven... para sí mismo y para “tooodos sus compañeros”. Porque si no, no le seguirían respetando. El “Jasón” más humano, comprensible y patético que he visto. Bravo, Jiménez.


JULIETA SERRANO es la actriz que recuerda a toda esta compañía vanguardista que uno se puede hacer “mayor” sin descolgarse de su tiempo. Ella es la razón compasiva. “¡¿Por qué, Medea, vas a sacrificar lo que más quieres?!” Es el discurso de una madre y una profesora. Comprende el dolor pero quiere detener esa espiral de violencia. Julieta es técnica y pasión. Un puntal. Julieta está en el siglo XXI aunque sigue siendo la Gran Mujer y actriz del siglo XX.


EL CORO: un concepto de coro diferente a los rácanos ejemplos que a veces se pasean por Mérida. Un coro amenazante y activo, que acoge cuando quiere y amenaza cuando toca: un coro compuesto por PRIMEROS ACTORES. Todos podrían ser protagonistas en cualquier otro montaje, pero no en éste porque el protagonismo está distribuido y dispersado entre todos los miembros y elementos de la escena. Aitor Luna, Eduardo Mayo, Santi Marín... no me he aprendido vuestros nombres pero vosotros ya sabéis algo que a mí me ha costado muchos años erráticos aprender: la verdad está en el otro. La verdad está en el conjunto, en la narración, en saber lo que quieres contar y contarlo con tus compañeros. Ser parte de algo grande, eso es el teatro. Y perdonad que insista pero eso es Blanca Portillo y eso es Pandur. Blanca podría perfectamente haber elegido otro camino, pero ha elegido éste, el del sudor y la arena y las piernas y los 200 abdominales que hacéis antes de salir a escena. Ha elegido contar la historia. En lugar de ser ella la historia.


Y me falta la mención de honor... ¡EQUIPO DE PRODUCCIÓN! Los “artistas” se han podido preocupar de “crear” porque les ha tocado la lotería de tener a CHUSA MARTÍN, LOZOYA, ECHARREN, SUPER-ELENA (componiendo el traje de la novia todos los días), SUSANA RUBIO y toda la apasionada banda de ENTRECAJAS. Vosotros no las veis pero están allí. Vaya si lo están. Son el pulmón que proporciona oxígeno a Pandur y su gente. Alguien debería llamar la atención sobre la diferencia que hay entre una producción “normal” y una CREATIVA, MINUCIOSA, LOCA y DISCIPLINADA como ésta. ¡Qué suerte!

Dejadme acabar con mi escena favorita: Medea se viste de rojo, y como jugando, se despide de los niños a los que va a matar... pero Blanca... Blanca, Blanca, Blanca... ella lo hace todo distinto. Hace las cosas como si nadie la hubiera hecho antes..... ¡ELLA DUDA! MEDEA DUDA y tú te lo crees. Es tan revolucionario que uno piensa que se lo han inventado, que no está en el texto original... Pues os aseguro que está (me lo dijo Pandur, con el que tuve el privilegio de hablar tras la función) en el texto original de EURÍPIDES. Y yo como espectador pienso... ¡¿A QUE NO LOS MATA?! ¡¡¡¿A que el loco de Pandur y su gente nos dan una lección de fidelidad al mito e infidelidad al texto y Medea se da cuenta de que es un error y salva a sus preciosos e inocentes niños?!!! Vale, NO. Los mata. Y se mata. Se suicida como cualquier madre que sobrevive a sus hijos. Pero os aseguro que durante esa escena la duda es TAN REAL que por un momento, yo y otros 3.000 pensamos que la obra se acababa ahí... Eso es interpretar. Eso es teatro. No saber lo que va a pasar. Poner tu vida en juego esas dos horas y pico. Repasar tus propios conflictos a través de unos personajes que te recuerdan a ti, a tu padre, a tu novia... y a la puta vida.


PANDUR. CHUSA MARTÍN. BLANCA. ASIER. ¡COMPAÑÍA! ¡MÉRIDA!

Todos necesitamos en estos tiempos que nos recuerden lo que era y debería ser el teatro.


Miguel Hermoso Arnao.

viernes, 21 de agosto de 2009


De vuelta de vacaciones blogueras.

Espero que lo hayáis comprendido. Aparte de que creo que mis compañeras de aventura bloguerística, Charlotte/Julia y Clarice/Isa os han tenido bastante entretenidos/as.
Voy a ser relativamente breve porque estoy un poquillo oxidado todavía (por no decir vago).
Tras la euforia inicial ante el merecido descanso de esa etapa tan intensa que ha supuesto YSB, te sobreviene un ligero y lógico "bajón" de energía. A la vida le falta esa tensión diaria que te daba el trabajo. Te levantas y tienes que hacer un plan. Pero lo cierto es que mi plan ha sido carecer de plan. Permitirme el lujo de improvisar. Ha sido fantástico. Pero reconozco que hay que recuperar el pulso. Ya es hora de despertar. Y el primer café va ser poner en marcha "La Compañía". A mediados de septiembre empezaremos a ensayar en el Teatro del Arenal. Todavía no hemos cerrado el reparto, es un aspecto clave y complicado, porque no solo se trata de introducir gente de calidad... también debe ser gente dispuesta a trabajar de una manera poco convencional. A investigar, probar, experimentar... intercalar los ensayos con breves cursos intensivos con gente que nos parezca interesante... ese es el rollo. Y reconozco que suena más "vocacional" que "profesional", pero es lo que queremos hacer Cuco, Mónica y yo.
Ya os seguiré informando. He terminado la traducción y adaptación del texto de Orton y creo que ha quedado actual y francamente divertida. Todavía dudamos si llamarla "Saqueo" o "¡A saco!". Un título es más serio y contundente. El otro es más dinámico y alegre. Se admiten opiniones....
"Amor platoúnico" volverá en gira en Noviembre, y es previsible que haya cambios dado el largo barbecho que ha vivido el montaje.
Daré el pregón de las fiestas de El Espinar el día 12 de septiembre. Es un precioso pueblecito ubicado en la sierra de Segovia donde actualmente vive un escenógrafo que es viejo y buen amigo mío: Carlos Abad.
Esa también ha sido una de mis actividades veraniegas: recuperar buenos amigos que tenía practicamente abandonados por la intensidad y lo absorbente del curro en "Bea". Era importante. Era "justo y necesario".
Y en cuanto a mi vocación política, sigo asombrado de lo mal vistos que estamos los que nos implicamos en estas lides. Aquí hay más tradición de quejarse de todo y lamentarse que de implicarse activamente en cambiar las cosas.
Y hay mucho miedo a ser descalificado por los unos o por los otros. Mientras yo creo que debería verse como algo socialmente positivo que alguien se implicase en política. En cualquiera de los partidos. En fin... lo de las europeas es anecdótico. Yo estaré ahí en la base mientras me sienta cómodo y libre de opinar. También creo que es lo que nos diferencia de otros partidos: debatimos, discutimos... habrá que intentar simplificar y unificar opiniones en un criterio para lanzar un mensaje claro a la gente, pero entre nosotros seguiremos confrontando ideas. Intentando jugar todos para llegar a una síntesis. Intentando encontrar "lo que nos une". Nos espera un gran reto en el congreso de noviembre. Va a ser interesante. Va a ser difícil. Va a ser divertido.
Todos vamos a participar. En UPyD apenas hay jerarquías. Veremos como resulta.
Gracias por vuestra paciencia y gracias por seguir fieles al blog. Gracias por ser "pieles rojas" a ultranza. Cuando vuelva de Mérida os prometo que publicaré una entrada crítica sobre la "MEDEA" de Portillo y Pandur. ¡Hasta pronto!

miércoles, 19 de agosto de 2009


Bajo la luz tranquila de Granada

Me senté
en un claro del tiempo.
Era un remanso de silencio,
de un blanco silencio.

Anillo formidable,
donde los luceros
chocaban con los doce flotantes
números negros.


Con el poema “Eco del reloj” comenzó Jesús Vigorra, el afable presentador de “El público lee”, su discurso introductorio a la ceremonia que el pueblo de Alfacar celebró anoche por el septuagésimo tercero aniversario de la muerte de Federico García Lorca, tras la ofrenda floral al monolito donde parecen encontrarse sus restos y que rinde homenaje tanto a él como a las demás víctimas de la guerra civil española.

La madrugada del 17 de agosto de 1936, como otros, Lorca fue fusilado y, si toda ejecución es injusta, es inevitable sentir que su desaparición lo fue aún más por todo el legado que llevaba ya a sus espaldas y el que prometía seguir mostrando al mundo, todo ello dotado de una sensibilidad y un talento únicos. Si a eso añadimos que todos los que le habían conocido le consideraban una gran persona y que hay escritos y dibujos que lo confirman claramente, podemos entender el desasosiego que sintieron sus allegados y sus colegas de profesión, y que se ha transmitido de generación en generación, hasta nuestros días.

El actor José Sacristán fue el encargado de poner voz a las doloridas palabras que escribieron Rafael Alberti, Luis Cernuda y Antonio Machado, tras el triste desenlace por la negativa de Lorca a exiliarse. He rescatado unos versos de los poemas de Alberti y Cernuda. El de Machado es necesario ponerlo completo:

“Elegía a un poeta que no tuvo su muerte”

No tuviste tu muerte, la que a ti te tocaba.
Malamente, a sabiendas, equivocó el camino.
¿Adónde vas? Gritando, por más que aligeraba
no paré tu destino.

[…]

Debiste de haber muerto sin llevarte a tu gloria
ese horror en los ojos de último fogonazo
ante la propia sangre que dobló tu memoria,
toda flor y clarísimo corazón sin balazo.

Mas si mi muerte ha muerto, quedándome la tuya,
si acaso le esperaba más bella y larga vida,
haré por merecerla, hasta que restituya
a la tierra esa lumbre de cosecha cumplida.

Rafael Alberti

“A un poeta muerto”

[…]

Triste sino nacer
con algún don ilustre
aquí, donde los hombres
en su miseria sólo saben
el insulto, la mofa, el recelo profundo
ante aquel que ilumina las palabras opacas
Por el oculto fuego originario.

La sal de nuestro mundo eras,
vivo estabas como un rayo de sol,
y ya es tan sólo tu recuerdo
quien yerra y pasa, acariciando
el muro de los cuerpos
con el dejo de las adormideras
que nuestros predecesores ingirieron
a orillas del olvido.

[…]

Igual todo prosigue,
como entonces, tan mágico,
que parece imposible
la sombra en que has caído.
mas un inmenso afán oculto advierte
que su ignoto aguijón tan sólo puede
aplacarse en nosotros con la muerte,
como el afán del agua,
a quien no basta esculpirse en las olas,
sino perderse anónima
en los limbos del mar.

Pero antes no sabías
la realidad más honda de este mundo:
el odio, el triste odio de los hombres,
que en ti señalar quiso
por el acero horrible su victoria,
con tu angustia postrera
bajo la luz tranquila de Granada,
distante entre cipreses y laureles,
y entre tus propias gentes
y por las mismas manos
que un día servilmente te halagaran.

[…]

Luis Cernuda

“El crimen fue en Granada”

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.

Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.

Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.

Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Antonio Machado

A continuación, los músicos argentinos Carlos Andreoli, Osvaldo Jiménez, Fabián Carbone y Javier Oyhanarte, rindieron un personal tributo a Lorca, recordando su estancia en Buenos Aires y poniendo el punto final a la noche con ritmo de tango melancólico, lleno de poesía y sentimiento.

Quizás sea más emotivo presenciar un homenaje a Lorca siendo granadino/a porque, sin duda, le inspiró como ninguna otra cosa, a pesar de haber viajado y residido en otras ciudades. Todos tendemos a sentir nuestra tierra como algo especial y es un orgullo saber que la provincia de Granada vio nacer y formó a gran parte de lo que Federico llegó a ser, aunque realmente su obra hablaba de la cultura y las costumbres de la sociedad rural española, en general.

Creo que todos sentimos que Lorca forma parte de nuestras vidas. Sea en verso o en prosa, en sus textos teatrales o en canciones, nos vemos reflejados en su obra por su peculiar representación metafórica del anhelo humano por comprender el amor y la muerte, en su fascinación por el arte y la naturaleza y en su lucha por vivir a pesar de las dificultades y de sus propias frustraciones.
En tanto que su temática está repleta de belleza, aun formando parte de uno de los episodios más negros de España, Federico García Lorca seguirá estando presente en las vidas de las siguientes generaciones y, como deseaban sus contemporáneos, no caerá en el olvido. Al menos eso esperamos.

viernes, 14 de agosto de 2009


UP

Décadas atrás, la contestación inmediata a la inevitable pregunta infantil acerca de dónde vienen los niños, era que los traían las cigüeñas. No sé cómo se tomarían semejante argumento pero, en cualquier caso, la incógnita seguía en el aire, puesto que supuestamente se limitaban a transportarlos de un sitio a otro. ¿Dónde y cómo nacían? La respuesta se encuentra en el ingenioso corto de Pixar que se proyecta antes de comenzar la película de animación que está causando furor estos días: UP.

Recuperados después de reír con las peripecias de una cigüeña que tiene que entregar unos bebés un tanto singulares, nos adentramos en la historia de Carl Fredricksen, un anciano vendedor de globos ya jubilado que siempre quiso ser explorador y decide cumplir su sueño atando miles de globos a su casa y volando hacia Sudamérica. Los problemas aparecen desde el primer momento, empezando por el inesperado polizón que lleva a bordo: Russell, un gracioso niño de ocho años que pretendía ayudar durante un día a Carl para obtener la ùnica medalla que le falta y así convertirse en todo un explorador.
El destino de la casa voladora es las Cataratas del Paraíso, comunmente conocido como el Salto Ángel, la catarata más alta del mundo (casi un kilómetro), en Venezuela. Al llegar allí, tras una fuerte tormenta, las aventuras se suceden una tras otra. No faltarán compañeros como un perro hablador, un ave exótica y unos cuantos enemigos dispuestos a hacerles el viaje más entretenido y peligroso de lo que imaginaban en un principio.

Siempre he creído que la animación no es sólo para niños, probablemente disfrutamos los mayores tanto como ellos y es un género tan digno de consideración y disfrute como cualquier otro. Más aún si es un filme del dúo Disney • Pixar.
Os recomiendo que vayáis a verla, en 3D o normal, pero id y tenéis asegurado un buen rato de risas, ternura, originalidad y color.

miércoles, 5 de agosto de 2009


Se acerca el desenlace

A dos semanas de la finalización de la serie, aún vemos muchas tramas sin resolver y tenemos muchas dudas que nos asaltan al saber que cada día estamos más cerca de ver el ansiado final. Han sido tres años de entretenimiento estando pendientes, tarde tras tarde, de la serie y sus personajes. Pero, como decimos, algún día tenía que acabar.

Nos guste o no, la serie ha estado ahí. Me refiero a la gente que la crítica duramente. No es fácil decir hoy en día que una serie ha tenido 773 episodios. Sea de calidad o no. Tampoco hay que comparar la primera etapa con la segunda, las diferencias son evidentes y las dos han tenido su gracia. Hemos estado cada tarde escuchando la melodia de Edurne, tarareándola. El verano pasado lo marcó el Maldito Ernesto de las feas. Han participado muchos artistas haciendo pequeños cameos. Crearon un álbum de cromos. También hemos podido ver a algunos actores de la serie haciendo publicidad como el famoso anuncio de Lo Monaco. Incluso promocionaron Marina d’Or. Se puede decir que la serie ha creado tendencia y una forma de promoción muy efectiva.

Yo soy bea revolucionó el panorama televisivo, aunque no se pueda comparar con otras producciones como House, CSI, Prison Break ,etc . Su encanto especial ha tenido en vilo a los espectadores durante todo este tiempo.
Volviendo al tema, ya que estamos en el final: ¿Cómo creéis que va a acabar? ¿Pensáis que os va a desilusionar el desenlace? ¿Qué auguráis para cada uno de los personajes?

jueves, 30 de julio de 2009


Los misterios de Laura

Tal y como se plantea hoy día la permanencia de un programa o de una serie en televisión, supone toda una proeza sacar adelante nuevos productos con un mínimo de calidad. No tenemos menos mérito los espectadores, ya que nos aventuramos a darles votos de confianza que, en muchas ocasiones, caen en saco roto porque dichos productos son suprimidos de la programación si sus índices de audiencia no cumplen rápidamente las expectativas de la cadena. Es obvio que todas las partes implicadas deben obtener beneficios pero si una serie de televisión es eliminada de repente, tras numerosos cambios de día y hora, y los espectadores ni siquiera podemos quejarnos, nos prometemos a nosotros mismos no volver a caer. No obstante, una elaborada promoción o un buen elenco son imanes difíciles de resistir, por lo que seguimos corriendo el riesgo de dar nuevas oportunidades.

En mi caso, sucedió de nuevo con el estreno, el lunes por la noche, de la serie Los misterios de Laura. María Pujalte encarna a Laura Lebrel, una inspectora de policía recién separada que tiene que compaginar su absorbente trabajo con el cuidado de sus traviesos gemelos. Su carácter dulce y algo excéntrico le hace parecer una ingenua despistada a los ojos de los demás, lo que, junto a su intuición, le otorga grandes ventajas cuando busca pistas e interroga a los sospechosos de los crímenes que investiga, como les ocurría a Jessica Fletcher y a Colombo.
Junto a Laura, trabajan su amigo Martín (Oriol Tarrasón) que no para de meterse en líos, su exmarido Jacobo (Fernando Guillén Cuervo) que quiere volver con ella, la pérfida Lydia (Laura Pamplona) que intentará sabotearla y el joven Cuevas (César Camino) que desea adquirir mayores responsabilidades. Completan el reparto dos singulares vecinas: Maite (Eva Santolaria), aspirante a actriz que le ayuda con los niños y Victoria (Elena Irureta), que intenta evitarlos.

La idea y el guión corren a cargo de Carlos Vila y Javier Holgado, que tuvieron un gran éxito con Motivos personales y Círculo rojo, así que quizás podamos ver el final de Los misterios de Laura, si ésta vale la pena. Por lo pronto, el primer episodio resultó divertido, en general, y sorprendente en lo que a la resolución del caso se refiere. Y siempre gusta ver en acción a actores de la talla de María Pujalte y Fernando Guillén Cuervo.
Esperemos que esta vez haya suerte.

sábado, 18 de julio de 2009


Despedidas

A pesar de que el fin de Yo soy Bea se acerca y de las recientes desapariciones entre las que también deberíamos recordar a Karl Malden por ser un gran actor secundario que trabajó en filmes emblemáticos como “Un tranvía llamado deseo”, “La ley del silencio”, “El hombre de Alcatraz” o “El rostro impenetrable”, el título de esta entrada se debe a la japonesa “Despedidas”, dirigida por Yojiro Takita (Japón, 1955) y ganadora del oscar 2009 a mejor película extranjera.

Un joven violonchelista, Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki), se queda sin empleo al disolverse la orquesta en que trabajaba en Tokio y, ante el total convencimiento de que no tiene el suficiente talento como para buscar otra orquesta que le admita, decide volver a su ciudad natal, al noreste de Japón, para comenzar de nuevo junto a su mujer, Mika (Ryoko Hirosue).

Ojeando un periódico, lee un anuncio sobre lo que parece ser una agencia de viajes, así que acude a realizar la entrevista. Shouei Sasaki (Tsutomu Yamazaki), el dueño del negocio, le hace una oferta interesante y no duda en contratarlo sin pedirle el currículum. Daigo descubre pronto que la agencia se encarga de unos viajes un tanto singulares y no se ve capaz de afrontar la situación, hasta que la necesidad obliga. Aún así, se avergüenza del empleo que desempeña y se limita a decirle a su mujer que la agencia organiza ceremonias, sin entrar en detalles.

Con el paso de las estaciones, va acostumbrándose, aunque se muestra introvertido y taciturno, hasta que comienza a comprender el fin de su trabajo y a darse cuenta de que incluso puede ayudar a sus clientes a otro nivel.
Esta nueva situación le hace sentirse orgulloso de su labor, recordar vivencias pasadas aparentemente enterradas que quedaron sin resolver, reencontrarse con su mujer y prepararse para el giro más fuerte que va a dar su vida.

Una historia de amor y muerte, llena de poesía estética y emocional. Una gran banda sonora a cargo del prolífico Joe Hisaishi, liderada por el maravilloso sonido del violonchelo que nos traslada lenta y placenteramente de la melancolía a la esperanza.
Una gran película que no exige ser amante de la cultura japonesa para disfrutarla sin reparos y que evoca nuestros propios recuerdos, sin dejar un rastro amargo tras su paso.

Si deseáis ver una película diferente que os remueva los sentidos y el corazón, con buena música y llena de pequeños detalles, no dudéis en ir a verla.

miércoles, 15 de julio de 2009


Vínculos, Tiempo y Aprendizaje.

Complicado. Complicado resumir tanto. Pero necesario. Son tres años y pico de vida. Son 746 órdenes de trabajo. 773 episodios. 450 personajes. Páginas, y páginas, y páginas... Y gente. Gente que pasó de largo. Gente que se quedó. Unos que estuvieron a disgusto siempre y que trabajaron con desprecio a lo que hacían. Otros que se acoplaron e intentaron hacer con poco, mucho; y de la pobreza ,virtud. Estos valientes y supervivientes son los que pueblan ahora la tierra baldía de "Yo Soy Bea". Un trabajo. ¿Duro? No. Que nadie os engañe, es DIVERTIDO. Lo duro es no tener trabajo, y pocos contratos tienen tanta duración en estos gremios como este que nos ocupa. Un trabajo, vale, sí. Pero cuando te encierras 11 horas diarias con personas en un espacio cerrado en el que se recrea un mundo imaginario para dos millones de televidentes... se acaban creando unos vínculos muy fuertes. En los sectores más técnicos porque sin apoyarse mutuamente sería insufrible el esfuerzo. Entre actores... también es insufrible cuando no consigues conectar con un compañero/a... pero cuando conectas... cuando miras a los ojos y te crees lo que te están diciendo... cuando entonces te olvidas de que eres actor y simplemente te dejas llevar, reaccionando espontáneamente a lo que te provocan... amigos... eso es magia. Y en esta serie me ha sucedido muchas veces. Y eso sí que crea vínculos. Vínculos indelebles. Y uno se acostumbra a vivir cotidianamente con esa motivación de obtener cada día el respeto de tus compañeros. De demostrarles que aprendiste la lección de ayer y que hoy no cometerás el mismo error. Convivir diariamente con el reto de superarte, o si no al menos de intentarlo una vez más... aunque sabes que los medios son precarios, que lo tendrás todo en contra, que no hay tiempo de repetir... ni de fallar... o aciertas o te jodes. Vuelve mañana e inténtalo otra vez. Así es la rutina en una serie diaria. Así es "Yo Soy Bea". Y luego te vas a casa y si quieres te ves... en la tele... y a menudo te horrorizas.... pero luego te sorprendes.... ¡esa vez lo conseguí!...¡eso era lo que quería!....¡ y lo he hecho! ¡Mañana otra vez!
Y así, día tras día. Un entrenamiento, amigos. El que sale de YO SOY BEA sale preparado para soportar el infierno... o para saber apreciar el paraíso. Pero los que hemos salido airosos podemos ir por la vida con unos galones muy grandes cosidos en todo el pecho. Y con una inscripción que dice..."Yo estuve allí. Sé que no hice la mejor serie del mundo, pero sí la más difícil. Y la mantuve a flote casi ochocientos episodios" Ahí queda éso. Vínculos. Camaradas. Hermanos. Gente querida. ¡Costumbres! Gente, rostros, manos y miradas que se han hecho imprescindibles. En vida y oficio. Por eso te preguntas: ¿Podré? ¿Sabré? ¿Sabré levantarme un día sin el incentivo de ver la sonrisa escandalosa de Rocío en la sala de maquillaje? ¿Podré sobrevivir sin el beso tierno y la comprensión entusiasta de Amanda por los pasillos? ¿Cómo me lo monto sin la esperanza de que Esparza entre en mi camerino con un texto lleno de garabatos para revolucionar una escena? ¿Y sin David Arnáiz desentrañando el comportamiento humano con sus imitaciones? ¿Y Aure y su perro despeluchado? ¿Y las carcajadas de Raquel? ¿Y el chorro frío en la cabeza de Carmen Crespillo? ¿Y sin la mirada tranquila de Coki Morillas, sabré actuar sin éso, sin la seguridad que me infunde su voz maternal? Sin la dulzura de Luisa posando sus ojos de gata en tu mejilla y su esponja en tu piel. Sin el sarcasmo fronterizo de Javi Velasco. Sin la presión amistosa de los sufridos Roberto y Txintxu, gente creativa obligada a ser sombra de escurridizos cómicos. Sin la sonrisa pícara de Mario llamándote "chiquitín" y haciéndote entender que va tres jugadas y media por delante de tí. Sin David Kuntz con su sitar y su nihilismo activo. Sin Raquel, Raquel, Raquel Parrón... que se entera de todo y lo comprende todavía más. Sin el sanedrín de la vida que se puede formar en el cuarto de los conductores con Diego, Jose Carlos, Alberto... los acordes de Carlos, el brillante y templado Carlos... y la sabiduría de Tibor... ese corazón tan grande con canas por arriba...
Y si bajamos al piso de abajo son más las incógnitas... porque Maracucho puede enseñarte sobre sonido todo lo que nunca aprendiste con Barrio Sésamo, es decir, la diferencia entre arriba y abajo, que se te oiga o que no, si puedes susurrar o no debes gritar. Grande. Grande como Ángela, uno de los seres más tiernos y a la vez fuertes sobre la tarima terráquea, y cuyo único defecto es ser del Real Madrid (nadie es perfecto). Con Medina he aprendido a moverme frente a una cámara, y a que las emociones tienen ángulos; y con Paul, que la verdad en escena tiene un marco, y que si tú quieres ser la menina, déjale a él ser Velázquez. Ramón Perdiguero ha estado apunto de conseguir que un lerdo fotovoltaico como yo desarrolle sensibilidad a la luz. No es que haya conseguido (el pobre, os juro que puso empeño) convertirme en un fotómetro, pero al menos me siento en primero de esa asignatura que por desgracia y equivocadamente muchos actores pretenden esquivar: la iluminación. Rafa De la Cueva ha sido un maestro conmigo, en paciencia ante mis ataques de inseguridad, y en el tempo de la comedia. Con Luis Arribas aprendes que se le puede sacar humor al diálogo más insulso e informativo. Con Milewicz, que los detalles tienen poder... y que el actor no solo tiene el derecho, sino más bien el deber de proponer e implicarse en la puesta en escena, aunque sea el director quien disponga. Gonzalo Baz fue un ingeniero que nos traía partituras escénicas que , al menos a mí, me ayudaban a actuar seguro de lo que hacía. Ingeniero debería ser Luis López Olivar, el único decorador de España capaz de construir decorados efectivos mientras un equipo graba sin parar... ¡habría que verle operar en condiciones! Y ésto me hace pensar en el pacífico Peter y el temperamental Alberto, consagrados a la imposible misión de que nos respetemos entre equipos para cumplir órdenes de trabajo que cualquier ayudante de dirección en su sano juicio daría por imposibles...¡Qué duro, pero cómo han crecido aquí! Como Román, Álvaro y Bego, que pelean y regatean en la trinchera del día a día por que luzca lo que no tiene brillo. Guerrilleros ellos. Alumnos del gran Javi. Y podría seguir... porque pienso ahora más en los que quedan, pero habría que recordar a los que arrancaron esta locomotora... Mapi Laguna, junto con Mariana Cortés, CREÓ estos personajes que hoy seguimos interpretando y que encandilaron a muchos millones de espectadores y a base de reuniones creativas con Covadonga Espeso, Roberto Goñi y luego con nosotros. Miremos más atrás: Mónica Estarreado, más hermana mía en la realidad que en la ficción, estableció un listón altísimo de profesionalidad del que todos los que empezamos con ella intentamos no bajar. Berta de la Dehesa, Inma Isla, Borja Tous, Carmen Ruiz, Fedra Lorente... establecieron espontáneamente las bases del juego cómico que más tarde todos hemos utilizado. Hubo grandes momentos de Roberto Correcher (uno de los mejores actores que han pasado por aquí) o de Vicente Cuesta en el ámbito de la comedia; y otros tantos en el drama con Alejandro Tous. No olvidaré los duelos de espadachines verbales con Seda ni que Ana Milán nos enseñó el noble arte de la improvisación salvaje en pos de la última frase. Ni olvido el coraje de Patricia y Adróver cuando cogieron el testigo. Fué una gozada verles crecer juntos. Y dejo para el final a la gran gran gran NINES MARTÍN. Me pregunté al verla... ¿Qué demonios hace esta dama del escenario en una serie diaria? La respuesta... fácil: ¡Pasárselo bien! ¡ Conseguir que la gente que actúa con ella entre en su ritmo y se lo pase bien. Y de paso conectar con millones de televidentes.... en fin. Señoras y señores... se acabó el recreo... y hay mucha más gente detrás de esta travesía... gente haciendo horas y horas en la sala de máquinas de realización. Y gente creativa y cojonuda que compone los cachos que les dejamos los demás; como Susi, Paco ,y el gran Manolo en edición, montaje y sonorización... todos concentrados en un polígono de Navalcarnero... y no dejo de olvidarme caras y nombres... ¡Y JEFES!... porque jefes hemos visto pasar constantemente por encima de nuestras cabezas.... unos se han estrellado solos.... otros pasaron a mejor "serie"... pero lo que se dice "currando" hemos mantenido un equipo bastante estable que pienso ha dado cuerpo a esta serie que HOY SE DEJA DE GRABAR, PERO QUE ESPERO SIGÁIS VIENDO EN EMISIÓN HASTA QUE ACABE.
Vínculos. Convivencia. Sentimientos. ¿Sabré trabajar sin ellos? ¿Podré? Francamente, ahora tengo la sensación de que ya no soy nada sin ellos. Sé que pasará. Y que me llevaré este entrenamiento brutal.Este aprendizaje duro y fértil. Esta convivencia dolorosa a veces y maravillosa casi siempre. Suelto el lastre (unos 20 kilos) y me llevo esto conmigo para el siguiente viaje. Y es que si me dejasen... quiero estos marineros, quiero estos capitanes. Porque después de YO SOY BEA son más fuertes y más intrépidos que nadie. Porque son mis amigos. Porque son de los que nunca me dejarían caer. Gracias, hermanos. Gracias.