lunes, 5 de noviembre de 2012

Mi escena favorita... de mi peli favorita (III)


Miguel Hermoso

Granada, 1942

Director de cine (largometrajes como Como un relámpago, Fugitivas, La luz prodigiosa, Lola... y cortometrajes como Retrato de Camelia, Tom el salvaje, Vision of Europe…) y televisión (publicidad y series como La mujer oriental, Café con leche y Truhanes).


¿Cuál es tu escena favorita de tu película favorita?

"El tercer hombre", dirigida por Carol Reed (Oliver!, Trapecio, Larga es la noche...), basada en la novela de Graham Greene.

El paseo bajo los tilos, desolado, alfombrado de hojas otoñales, que conduce al cementerio. Allí fue donde Holly Martins (Joseph Cotten) conoció a Anna (Alida Valli). Y allí será donde la pierda.

Holly ha venido a una Viena arrasada por la guerra, respondiendo a una oferta de trabajo de su mejor amigo Harry Lime (Orson Welles); pero a su llegada se encuentra con que éste ha muerto el día anterior, en un estúpido accidente.
Holly inquiere por los detalles del suceso y algo le hace sospechar que podría no haber sido casual.
Así que decide investigar.

En el curso de sus pesquisas, conoce a Anna, la novia de Harry, que continúa triste e irremediablemente encadenada a su recuerdo. Y Holly, ay dolor, se enamora perdidamente de ella.
Pero las cosas no son como parecen. Holly termina por descubrir que Harry no ha muerto, aunque su alegría de recuperar al amigo perdido se transforma en horror al descubrir que éste se ha enriquecido traficando con medicinas adulteradas, causantes de un pavoroso dolor en las personas con ellas tratadas.
Entonces, decide colaborar con la policía en su detención.
Y Harry, finalmente, es abatido en las cloacas de la ciudad.

Pobre Holly. Anna nunca te lo perdonará.
Después de asistir al segundo entierro de Harry Lime, esta vez el verdadero, y antes de abandonar la ciudad, sentirás un irresistible impulso de encararte con ella, de mirarla a los ojos, de hablarle, no te importa ser el sustituto de Harry, ser siempre el segundo en su corazón, con tal de estar junto a ella.
Te detendrás en el paseo de los tilos, te apoyarás en un viejo carro y encenderás un cigarrillo a la espera de que Anna pase por delante, se crucen vuestras miradas y puedas decirle que la amas como nadie antes la ha amado.
Pero ella pasará frente a ti, gélida, inaccesible, ajena a tu presencia, escupiéndote su odio y su desprecio.

Y mientras, Anton Karas inunda el aire con un tema que llena la desgarradora escena de tristeza, aunque, no sé muy bien por qué, su cítara me suena a vida, a resignación ante el infortunio, a la alegría de la “humanidad”.
Ese contraste es lo que la hace más inolvidable.

 


¿Qué otras dos películas deberíamos ver todos antes de morir?

Me pides que mencione otras dos pelis irrepetibles.

Lo haré. Pero aludiendo a través de ellas a una más de esas incoherencias del arte que uno descubre, no sin sorpresa; porque yo, que siempre me he considerado de pensamiento de izquierdas (en su acepción más progresista) me encuentro con que dos de mis películas más veneradas, “El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford) y “Vértigo” (Alfred Hitchcock), son tan bellas como de final tan reaccionario.

A la hora de señalar dónde están, y deben estar, la Verdad, el Bien y la Ética, una enaltece la fuerza bruta del vaquero frente a la oscura, estudiosa e incomprendida actividad del político, y la otra exalta el castigo del malvado por encima incluso del amor.

Decididamente, la incoherencia es de izquierdas.


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Información sobre las tres películas:

El tercer hombre



El hombre que mató a Liberty Valance






































Vértigo